viernes, noviembre 09, 2007

Conversación entre un joven en terno y un ambulante

Un ambulante que transitaba por la calle a pie empujando su “carro”, aparentemente cansado de pedalear, nota a un joven en terno que caminaba por la acera. Al mirarlo bien nota una fuerte expresión de tristeza en su rostro y unas lágrimas cayendo.

Como nunca el ambulante casi indignado lo mira y le pregunta con fuerza:

“¡¿QUÉ LE PASA JOVEN?! ¿ACASO LA VIDA NO LE SONRIE? (y una sonrisa burlesca se le dibujo en el rostro)

El joven lo mira y responde calmado (pues su voz tampoco estaba para mucho más):
“Pues sí, tiene usted razón; la vida no me sonríe”

El ambulante medio sorprendido por su respuesta, pues a ser honesto no parecía esperar una le dice:

“¡¿QUÉ?! QUÉ TIENES, SE NOTA QUE TIENES DINERO, SE NOTA QUE VIVES EN BUEN LUGAR, QUE TIENES UN TECHO CÁLIDO...¿ERES UN TONTO O QUÈ?
YO TAMBIÈN TENGO MIS PROBLEMAS, Y CRÉAME SON MUCHO MÁS SERIOS QUE LOS SUYOS...¿O ACASO CREES QUE LOS TUYOS SON MÀS IMPORTANTE?”

El joven lo miró y le respondió:

“No creo que mis problemas sean más importantes que los suyos; pero tampoco menosprecie los míos. Sí, tiene usted razón, tengo un empleo fijo y tengo un techo cálido al cual regresar” –ENTONCES DE QUÉ SE PUEDE QUEJAR, YO NO TENGO ESO, MI CASA ES MUY POBRE (interrumpió el ambulante)-

El joven lo miró y le dijo: “Ahora es mi turno de preguntarle: ¿tiene usted una esposa a la cual regresar, a la cual besar y abrazar durante el día o en la noche cuando llega a su casa?¿No tiene acaso hijos que adora y que al verlos los abraza?

El ambulante, ya no con un rostro burlesco, le respondió sorprendido: “Si, si tengo”

El joven siguió: ¿Acaso su esposa no le dice que lo quiere y que lo extraña?¿Acaso no siempre a estado ahí para usted, apoyándolo? Sus hijos ¿acaso no buscan siempre su apoyo, no buscan acaso su sonrisa cuando le muestran alguna buena nota o le cuentan algo bueno de su día?

El ambulante, nuevamente le respondió, ahora con un rostro un poco nostálgico, de “extrañar su casa (homesick)” : “Mi mujer siempre me ah apoyado y hay veces que de la nada me dice que me quiere...”

“Pues yo no tengo eso”....respondió el joven
“A mi no me sirve mi trabajo ni mi techo cálido si los siento vacíos...a usted su familia siempre lo querrá, ellos estarán para usted...mi amigo puede ser que no tenga un techo cálido pero tiene un hogar, un apoyo...y yo no, para usted su familia es su fuerza, por ellos consigue lo que consigue, por ellos sale a las calles a rajarse día a día por vender lo más que puede, por ellos llegará lejos....ellos lo llenan de vida...porque sepa que vivir no es estar vivo...

No pienso que mis problemas sean mayores a los suyos, pero no creo que deba menospreciarlos ni burlarse de los míos. La vida no me sonríe en aspectos que quizás a usted sí, no olvide mi amigo que no sirve el mundo si no tiene con quien compartirlo, y usted lo que tiene, sea mucho o poco lo comparte con quién ama; nunca de eso por sentado, ni nunca deje de maravillarse de esa situación, que muchos quisieran tener a la persona a quien ama para abrazar por la noche, para contarle un día largo, para besar y descansar un rato a su lado, para sólo estar con ella compartiendo si vida...hay muchos que ven eso como muy difícil y hay otros a los cuales ni les importa...pero así creo yo...y por lo que me parece piensa similar a mi” (el tono burlesco del ambulante hacia buen rato se había borrado de su rostro y ahora lo miraba al joven con una expresión diferente...sorpresa y nostalgia había en su mirada)”

El ambulante lo miró y le dijo: “Vaya joven a su casa, la vida lo espera...y gracias por decirme todo esto...creo que hoy llegaré temprano a mi hogar”...

Se despidieron y cada uno partió...

El joven se retiró pensando en la palabras del ambulante y en que materialmente tiene más cosas...pero que aquella persona en sus sandalias viejas y que empujaba aquella carreta regresaría a un hogar que espera el joven haberle hecho notar la importancia...y anhela algún día poder tener esa felicidad que debe sentir el ambulante al regresar y ver a sus hijos y abrazar a su mujer...no solo tener un hogar para uno, sino llegar a formarlo...

El ambulante, olvidó su cansancio y se subió a su carreta y pedaleó un buen rato hasta llegar a su hogar. No podía dejar de pensar en las palabras del joven. Llegó, abrió la puerta y vio a su hijo con un lápiz viejo en la mano y con su mochila del colegio público; vio a su mujer descansando en la única cama que tenía; se acercó a ambos; abrazó cálidamente a su hijo y le dio un beso en la cabeza; luego se acercó a su mujer, la abrazó y le dijo “Te amo, gracias”. El hijo y la esposa lo miraron desconcertados pero notaban en él una sonrisa honesta y un aire de felicidad en su mirada...con eso bastó para responderle el abrazo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es cierto que encontrar esa persona con quien compartir la vida es un milagro de Dios. Sin embargo, para que eso realmente ocurra y funcione, uno debe aprender a compartir la vida con uno mismo. Alguien me dijo alguna vez, si no puedes estar solo, jamás podrás estar acompañado. Aprende a amar tu vida por si mismo, y no por alguien más. No puedes pedir que alguien aprecie, lo que tu mismo no aprecias.

Saludos